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22 junio 2012

RAZÓN DE MI



RAIMUNDO  RAMÍREZ


Vine al mundo, al trasluz de un sol poniente ,
gesticulando la hibridez de un viento
ábrego, enmarañado, novembrino.
Ya en el primer turbión rodó el cimiento 
y mi yo quedó en nada: igual que el vino .




Me fue negado el sol, el techo, el aire ,
el rebenque y la espuela ;
fui relegado a trasnochar a tientas 
por unos derroteros 
de vergüenza y lágrimas.




¿Qué puede esperar ya mi fenecida sangre ?
Hoy me han dejado a ciegas el callejón del miedo .
Sólo clavos de punta, sólo rútilas piedras
ensayan transparencias en mis áridos huesos.




Sólo si estoy dormido subo constelaciones 
y sonajeo estrellas, y sediciono vientos;
pero en sólo un instante me traspone la sombra 
y me llueven vigilias las alertas del sueño .




3 comentarios:

Marinel dijo...

A veces el vivir puede ser un duro lastre del que sólo el sueño nos salva.
Hermoso poema.
Besos.

ion-laos dijo...

La vida no es fácil, tiene sus cosas buenas y malas, depende de cómo las enfoquemos nos irá peor o mejor.

Besos!

Marina-Emer dijo...

hola bonita he venido de visita a saludarte con cariño y admiracion.besossssssssssssssMarina